Los vehículos eléctricos tienen unas características que les hacen comportarse diferente en carretera a los de combustión y necesitan de los neumáticos unas prestaciones también diferentes. Sus diferencias de peso, centro de gravedad, entrega de potencia, autonomía o la ausencia de vibraciones y ruido de sus motores hacen que los neumáticos también tengan que adaptarse.
Los coches eléctricos pueden gastar los neumáticos más rápido
Lo cierto, es que los coches eléctricos son más exigentes con el rendimiento específico de los neumáticos; ya que, según expertos, los neumáticos convencionales pueden desgastarse hasta un 30% más rápido en un vehículo eléctrico. Esto es provocado por dos factores, el primero es la entrega de par inmediata que genera más desgaste en fases de aceleración, sobre todo desde parado. La mayoría de los conductores de coches eléctricos aprovechan esta entrega inmediata para acelerar con más fuerza desde parado, aumentando el desgaste de los neumáticos.
El otro factor que aumenta el desgaste de los neumáticos en los coches eléctricos es el mayor peso, respecto al de un modelo de combustión de tamaño y potencia comparables, debido al peso de las baterías. Esto aumenta las exigencias al neumático en cualquier situación, como curvas, frenadas o aceleraciones.
Neumáticos más reforzados
El mayor peso de los vehículos eléctricos, que varía entre los 200 y los 500 kilos según el tamaño y tipo de carrocería, además del mayor desgaste, somete a los neumáticos a un esfuerzo continuo extra y por ello los neumáticos diseñados específicamente para coches eléctricos se refuerzan para soportar más peso y así mantener la seguridad y el buen rendimiento.
Mejorar la eficiencia
La autonomía es uno de los factores que más influye en los coches eléctricos. La necesidad de aumentar la eficiencia y reducir el consumo de energía para alargar la autonomía, también afecta a los neumáticos que pueden ser los responsables de hasta un 20% del consumo total del vehículo, debido a la resistencia a la rodadura. Reducir la resistencia a la rodadura sin afectar a la adherencia y la eficacia para preservar la autonomía es otra de las prioridades en el diseño de neumáticos específicos para coches eléctricos.
Silencio, se rueda
El funcionamiento silencioso de los coches eléctricos provoca el aumento de la percepción del ruido de rodadura, lo que obliga a crear neumáticos más silenciosos. Los diseñadores han descubierto que para reducir la rumorosidad que se filtra hacia el habitáculo, los neumáticos tienen que tener más diámetro y una banda de rodadura estrecha si es posible. En algunos casos incluso se agrega una inyección de espuma en el interior del neumático para contener el ruido.
Los neumáticos específicos para coches eléctricos que vemos ya en las tiendas tienen todas estas características en cuenta y las nuevas generaciones de neumáticos ahora en desarrollo estarán aún más adaptadas a las características especiales. No queda mucho para ver en los buscadores de neumáticos el filtro de “coche eléctrico” junto a los de verano, invierno o 4×4.